El otro día me quejaba en público, de cómo habíamos malgastado el poco y precioso tiempo que tenemos esperando una ley que por desgracia no nos sirve para lo que necesitamos. En el Financial Times, lo explican muy bien, desde una posición libre, sin ataduras, sin el beneficio de comer del pesebre, nos dice:
"La cuarta mayor economía de la eurozona ya ha tenido una crisis financiera. Casi una quinta parte de la población está sin empleo. La economía está rozando la deflación y, contra lo que ocurre en la Eurozona, puede seguir encogiéndose durante algún tiempo más. Esto también es verdad para otros países de la periferia de Europa, como Irlanda y Grecia, que tienen unas frágiles finanzas públicas. Pero la economía española es cinco veces mayor que la de esos países y, por lo tanto, sus problemas son también mucho mayores.
José Luis Rodríguez Zapatero, el presidente del Gobierno, ha intentado suavizar el golpe. El Plan España, que supone un estímulo de 8.000 millones de euros, equivalente al 2,3% del Producto Interior Bruto, ha creado magníficos parques y buenas infraestructuras. El gasto del Gobierno ha ayudado a prevenir el nerviosismo social. También ha podido ayudar a frenar los problemas en el sector de la banca: las casas españolas han bajado de precio menos que en otros países con problemas similares, pero impulsar la ya generosa protección social y al sector constructor ha hecho de España un país menos competitivo.
Los salarios españoles suben todavía un 4%. A pesar del aumento del desempleo desde 2007, el coste laboral unitario ha subido también un 0,4% en el tercer trimestre. España no puede devaluar su moneda para ganar de nuevo competitividad. De hecho, su tipo de cambio real se ha apreciado más que sus colegas europeos, excepto Irlanda. Pero los salarios irlandeses están cayendo un 1% y para el año próximo se estima que caigan un 2,5%.
Irlanda, en consecuencia, está encajando el golpe. Una vez que desaparezca la anestesia del Plan España, España también lo sufrirá.
Una profunda caída del euro puede posponer el sufrimiento hasta mañana. Pero eso no es una estrategia, es una lotería."
Por desgracia esto es predicar en el desierto, nadie quiere escuchar, y lo único que haremos es que la purga será más larga y dolorosa. Mientras en nuestras empresas, volvamos a lo básico, a cuidar lo que hacemos intentándolo hacerlo mejor y de forma más productiva, no estiremos la manga más que la mano.
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